En el estadio de Quilmes, Estudiantes venció a Lanús por 3 a 0. Gastón Fernández, Michael Hoyos y Enzo Pérez marcaron para el local en el segundo tiempo. Pelletieri y Santiago Hoyos se fueron expulsados en un Lanús que no levanta. ¿Sigue Zubeldía?.
Estudiantes es más que Lanús. No hay uno, dos ni tres goles de distancia. Es más y punto. Porque anímicamente no hay quién lo supere en el fútbol argentino, porque tiene una solidez por línea que atribuye su condición de líder y porque principalmente, la idea, el concepto puede más que el todo.
Estudiantes es un equipo. Del jugador número uno hasta el último del plantel. Sabe que hace con la pelota y sin ella, con Verón o sin él en cancha, con goleadores de área o con dos mediapuntas como Gastón Fernández y Enzo Pérez- la figura del partido- merodeando el área de Lanús. Aún, si tiene que cambiar de arquero- Taborda ingresó por Orión en el primer tiempo- eso no lo altera.
Estudiantes tiene, también, un entrenador ordenado. En Sabella no hay detalle que pase por alto, no hay partido que cambie un esquema de juego, ni rival que lo impaciente. Hace cambios, no le tiembla el pulso, contagia, pese a sus 56 años, pegado a la raya de cal con toda su experiencia vivida como jugador.
Estudiantes tiene, aunque muchas veces no le haga falta, la veña arbitral. Porque Saúl Laverni pudo no ver el penal de Fernández a Romero en el primer tiempo, pero su tendencia a amonestar al doble cinco Granate en veinte minutos no la aplicó con los locales. Laverni canjeó 4 por 1. Cuatro faltas de Estudiantes era una amarilla. Una de Lanús tenía el mismo castigo.
Estudiantes tiene temple para esperar su momento. No se dejó sorprender cuando en los primeros diez minutos Romero- en dos ocasiones- casi convierte y a Aguirre, en otra clara, le faltó alma de goleador para poner en ventaja a Lanús. Estudiantes es paciente y espera un error de su rival para romper el partido, como hizo a los siete minutos del segundo tiempo, cuando tras un rebote largo de Caranta, Peñalba remató cruzado y la jugada terminó con la Gata tocando al gol debajo del arco para el 1 a 0.
Estudiante goza, sin duda, de uno de negro que jamás se la hará difícil. Por eso la expulsión de Pelletieri para sentenciar el partido, sabiendo que en ventaja, de local y con un hombre de más, será imposible que se le escape. Luego expulsará bien a Santiago Hoyos sobre el cierre tras un patadón a Gastón Fernández.
Estudiantes tiene a Enzo Pérez, que engaña, miente y juega, para asistir a Michael Hoyos otra vez debajo del arco mientras toda la defensa de Lanús mira a quién tiene la pelota en los pies y le comen las espaldas para el segundo. También tiene al mismo Pérez, que luego de un gran pase de Fernández, define fuerte y pone el 3 a 0.
Estudiantes tiene a Verón, a Braña, a Rojo y mística. Tiene hambre pese a haberlo ganado todo, solidez aún en su peor momento, juego cuando está en ventaja, eficacia cuando no es superior, ambición de ir por más y una mentalidad ganadora al ciento por ciento. Estudiantes tiene todo eso y por eso es puntero del campeonato.
Lanús tiene a Romero. Y eso no alcanza para nada.
Estudiantes es más que Lanús. No hay uno, dos ni tres goles de distancia. Es más y punto. Porque anímicamente no hay quién lo supere en el fútbol argentino, porque tiene una solidez por línea que atribuye su condición de líder y porque principalmente, la idea, el concepto puede más que el todo.
Estudiantes es un equipo. Del jugador número uno hasta el último del plantel. Sabe que hace con la pelota y sin ella, con Verón o sin él en cancha, con goleadores de área o con dos mediapuntas como Gastón Fernández y Enzo Pérez- la figura del partido- merodeando el área de Lanús. Aún, si tiene que cambiar de arquero- Taborda ingresó por Orión en el primer tiempo- eso no lo altera.
Estudiantes tiene, también, un entrenador ordenado. En Sabella no hay detalle que pase por alto, no hay partido que cambie un esquema de juego, ni rival que lo impaciente. Hace cambios, no le tiembla el pulso, contagia, pese a sus 56 años, pegado a la raya de cal con toda su experiencia vivida como jugador.
Estudiantes tiene, aunque muchas veces no le haga falta, la veña arbitral. Porque Saúl Laverni pudo no ver el penal de Fernández a Romero en el primer tiempo, pero su tendencia a amonestar al doble cinco Granate en veinte minutos no la aplicó con los locales. Laverni canjeó 4 por 1. Cuatro faltas de Estudiantes era una amarilla. Una de Lanús tenía el mismo castigo.
Estudiantes tiene temple para esperar su momento. No se dejó sorprender cuando en los primeros diez minutos Romero- en dos ocasiones- casi convierte y a Aguirre, en otra clara, le faltó alma de goleador para poner en ventaja a Lanús. Estudiantes es paciente y espera un error de su rival para romper el partido, como hizo a los siete minutos del segundo tiempo, cuando tras un rebote largo de Caranta, Peñalba remató cruzado y la jugada terminó con la Gata tocando al gol debajo del arco para el 1 a 0.
Estudiante goza, sin duda, de uno de negro que jamás se la hará difícil. Por eso la expulsión de Pelletieri para sentenciar el partido, sabiendo que en ventaja, de local y con un hombre de más, será imposible que se le escape. Luego expulsará bien a Santiago Hoyos sobre el cierre tras un patadón a Gastón Fernández.
Estudiantes tiene a Enzo Pérez, que engaña, miente y juega, para asistir a Michael Hoyos otra vez debajo del arco mientras toda la defensa de Lanús mira a quién tiene la pelota en los pies y le comen las espaldas para el segundo. También tiene al mismo Pérez, que luego de un gran pase de Fernández, define fuerte y pone el 3 a 0.
Estudiantes tiene a Verón, a Braña, a Rojo y mística. Tiene hambre pese a haberlo ganado todo, solidez aún en su peor momento, juego cuando está en ventaja, eficacia cuando no es superior, ambición de ir por más y una mentalidad ganadora al ciento por ciento. Estudiantes tiene todo eso y por eso es puntero del campeonato.
Lanús tiene a Romero. Y eso no alcanza para nada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario