viernes, 10 de diciembre de 2010

Lanús se llevó un triunfo sufrido de La Paternal y sigue de racha

El equipo de Schurrer derrotó 2 a 1 a Argentinos Juniors en el Diego Armando Maradona. Castillejos marcó los dos goles de la visita. Caranta, en contra, descontó para los de Troglio, todo en el primer tiempo.

Lanús es fue una suma de sensaciones encontradas en la noche de jueves en La Paternal. Primero, deliró con los goles de Castillejos- a los 9 y 14 minutos del primer tiempo- cuando el encuentro sólo se había consumido un cuerto de hora. Mérito, también, de un Silvio Romero intratable por la izquierda, que se cargó a toda la defensa en el primero para que Navarro le deje el rebote a Castillejos y después, bailó sobre la pelota ante Sabia y asistió con un centro milimétrico al mismo goleador.

Casi instantáneamente, lo que se le vino al corazón fue una mezcla de bronca y aceptación, por saber que finalmente ese nueve de área goleador, al cual se pidió durante mucho tiempo, aporta para una lógica de tablón, que no se trasladó al banco de suplentes sino hasta la anteúltima fecha de un Apertura que se esfumó con rapidez. Es que Castillejos, ese de los goles que sirven para ganar, nunca tuvo su lugar en este torneo, mientras otros delanteros despilfarraban situaciones de gol. Por eso la bronca, también, de pensar, imaginar o simplemente hacer una hipotesis de lo que pudo haber sido el campeonato con el ex Central como titular.

Sin embargo el cóctel de emociones no cerró allí. Porque hubo que sumarle fastidio, en el episodio del descuento, cuando Regueiro no leyó que en el área, de espaldas a la jugada, la pelota debe terminar en el córner o lateral. En cambio, el uruguayo quiso salir jugando y Prósperi se la ganó, tiró el centro y Blandi tocó para que el palo le juegue una mala pasada a Caranta, que fue finalmente el que la metió dentro del arco.

Luego fue tiempo de admiración para con el arquero Granate. Con el pie, arriba, abajo y atorando en un mano a mano. Caranta hizo todo. Ofreció un recital de atajadas que bien le valen el mote de figura de la noche y emblema de este nuevo equipo de Schurrer.

En la segunda parte del encuentro, hubo espacio para otro conjunto de sinsabores. Porque Lanús se retrasó demasiado en el campo y Argentinos creció desde Ortigoza y Mercier, copando la parada en la mitad de la cancha y distrbuyendo el juego. Lanús aguantó bien y esperó para contratacar.

Entonces llegó la desesperación. Porque los de Schurrer pudieron definir el encuentro mucho antes. Castillejos, dos veces, optó por levantar la pelota sobre Navarro y en ambas, se le fue por arriba del travesaño. Después lo tuvo Romero, pero el arquero y la mala puntería dijeron no. Regueiro y Pizarro tampoco pudieron aumentar, por lo que se dio lugar a la nostalgia, de aún penar por los petrodólares que hacen extrañar a Sand, en tierras más que lejanas, cuando en La Paternal se imponen sus gritos de gol ante tanto desatino con la red.

Para el final, el miedo. Lanús agrupado, tratando de despegarse de Caranta, pero con Argentinos invadiendo cada línea. Incluso en la última pelota, Grana volvió a ser el de siempre y erró el cálculo; la pelota le quedó a Niell, que asistió al medio y con lo que pudieron, Hoyos y Caranta la sacaron.

Fue triunfo el de Lanús. El tercero del mandato Schurrer, que sirve para engrosar la campaña. Son 28 puntos, que pueden ser 31 si se le gana a River el lunes. Como siempre, Lanús termina llenando los ojos, pero de nada sirven esos puntos en la lucha de objetivos. Sin Copa, sin definiciones de campeonatos y con bajas producciones. A Lanús, desde hace tiempo, los números de final de campeonato le cierran por todos lados. Pero las alegrías, esas emociones únicas, no llegan.

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