sábado, 23 de octubre de 2010

Un Lanús sin fútbol ni ideas perdió ante Colón y se aleja de la pelea

Lanús perdió como local ante Colón por 2 a 1 y se alejó de la pelea por el campeonato. Larrivey y Damián Díaz convirtieron para la visita. Silvio Romero decontó para los de Zubeldía.

A Lanús le falta fútbol. Lo nota, desde la caída de soldados como Sebastián Blanco y Marcos Aguirre. Le sobra la pelota en el pie a los de Zubeldía. Porque la tienen sus centrales o en su defecto, sus laterales con poca proyección. Intenta Javier Carrasco- a quién diez partidos más en primera le hubiesen venido bien para el momento- una y mil veces ponerse en conexión pero le falta el otro polo para lograr corriente. Entonces a Colón se le hace más sencillo.

Es una nueva prueba de fuego que no supera el equipo de Zubeldía. Es un partido para descontar y jugarse a todo o nada ante Estudiantes y Vélez las próximas semanas, pero Lanús lo toma como algo al paso. Ahí se lo ve al trote a Mario Regueiro y a Eduardo Ledesma, con poco compromiso, y se le suma Pizarro, demasiado errático y un Ramírez, en el segundo tiempo, que vuelve a defraudar.

Ahí, también, corre Romero, como alguien que no entiende de derrotas tempraneras. Lo acompaña el corazón de Pelletieri, acostumbrado a los buenos tiempos Granates y también Goltz, ilusionado con pelear algo más que un descenso, como lo hacía en el equipo del cual llegó. Pero poco más hay de Lanús, porque del fútbol ni noticias.

El gol de Colón, con un gran cabezazo de Larrivey en el primer tiempo- sin ninguna presión previa para que Quilez tire el centro incómodo- pudo haber golpeado fuerte a las ténues ambiciones del local. Pero con los minutos, ese uno a cero abajo se volvió una herida mortal a partir de la pasividad de los de Zubeldía, que sin ideas se repitieron en el pelotazo sin destino alguno. El 2 a 0 de Damián Díaz a los cinco minutos del segundo tiempo sonó a demasiado. Porque Hernán Grana puede no ser sólido en su espalda, pero nunca puede mirar a su rival sin siquiera intentar sacarle la pelota.

Con dos goles de distancia el partido se volvió de potrero. Y ahí, relucieron aquellos de corazón caliente. Romero dejó alma y piel en cada pelota y fue él quién descontó con un remate certero desde el medio del área. A Lanús le quedaba tiempo, pero nunca hubo un asedio tal como para lograr una remontada heroica.

A tantos, les pesó la responsabilidad. Ramírez, Lugo y Regueiro se volvieron imprecisos y la idea del empate se esfumó como los minutos. Así, mientras Colón desaprovechó innumerables contragolpes, a Lanús le faltó idea y actitud, tal como hace una semana en Bahía Blanca. Con la derrota, la ilusión del campeonato quedó lejos. Y con Estudiantes y Vélez por delante, también se replantea el llegar a cumplir el objetivo de la clasificación a la Copa Libertadores.

Las derrotas suelen dejar secuelas. Y esto es Lanús hoy. Un equipo que es pura secuela de lo que se pierde en la semana, con cantidad de desgarros en jugadores clave. Y con varios jugadores tibios, la ambición se desvanece. Al cabo, a Lanús le faltan Marcos Aguirre y Sebastián Blanco. Le falta fútbol. Y con eso, le falta todo.

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