viernes, 30 de abril de 2010

Capítulo XVII: Cómo desperdiciar una tarde de sol

Lanús visitó La Plata y empató 0 a 0 ante Gimnasia en un partido para olvidar, en el que que las situaciones de gol brillaron por su ausencia. Así, el equipo de Zubeldía llegó al octavo partido sin caídas por el torneo y se mantiene expectante con poder ingresar en el último cupo de la Copa Sudamericana. Además, con el punto, condenó a su rival a disputar la Promoción para no descender al Nacional B.

Uno nunca sabe cuantas veces el otoño cercano al invierno regalará una magnífica tarde de sol, como lo fue la de este viernes. Cielo despejado y calorcito para andar en remera. Por eso, crea, que si usted decidió seguir sus instintos, pegar el faltazo al trabajo, salir una hora antes de la facultad o ratearse del colegio, todo eso para ver a Lanús en La Plata, sin duda se equivocó.

Le erró feo, dirían en el barrio. Porque si ese conjunto de minutos pasados sin atractivo alguno hubiesen tenido al menos, algo de actitud, con mezcla de un orden defensivo pero un desorden en el ataque para no volverse previsible, tal vez se hubiese podido aceptar. Pero nada, nada de nada.

Apenas un posibilidad sobre el final, que Blanco- de muy mal partido- tiró por sobre el travesaño, cuando la pelota le había quedado a la altura del punto del penal, pero unos metros detrás, casi entrando al área grande. Lo único de Lanús en todo el partido, porque la diagonal que tiró Leandro Díaz terminó con un remate en el lateral, al igual que un semicentro de Salcedo en la primera parte, cuando la jugada pedía remate al arco.

Así fue Lanús, carente de ideas para doblegar a un equipo limitado como Gimnasia, que es cierto, raspa como nadie, pero que no genera eso de tener que cuidarse, porque ofensivamente demuestra por qué está en zona de Promoción. Por eso no se entiende eso de improvisar a Erramuspe de cuatro- que no sea su primer partido allí, no soluciona que no sea su posición habitual- , tampoco tiene mucha explicación lo de tirar y atar a Blanco y Aguirre a las bandas, cuando su mejor rendimiento lo lograron estando sueltos.

Sin embargo, el déficit de Lanús estuvo también en la poca agua que arriman al molino del mediocampo los laterales. Sobre todo por el lado de Velázquez, que se limitó a pasar la pelota con imprecisión y se comprometió poco con el ataque.Así, la primera parte fue un bostezo de 45 minutos, sólo sacudido con algún centro que terminó en las manos de Marchesín, que volvió a responder con creces.

En la segunda parte tampoco cambió nada. Ni Aparicio, ni Carrasco ni mucho menos Castillejos solucionaron los problemas de Lanús, porque ingresaron con el partido demasiado chato y nunca se encontraron en sociedad y porque la idea de atacar con intencidad pareció nunca estar presente en la hermosa tarde platense. Así, con ese planteo tibio de los de Zubeldía, Gimnasia se animó por la izquierda y casi lo gana con un zurdazo que se perdió Marco Pérez debajo del arco.

A fin de cuentas, con la derrota de Vélez ante River en el final del día, ahora Lanús igualó al equipo de Liniers en la lucha por entrar a la Sudamericana. Al cabo, quedará en deuda aún saber a qué se intenta jugar en cada momento y cómo se varía dependiendo del rival de turno. Ante uno condenado a pelear por no caerse de categoría, no se arriesgó lo necesario. Un dolor de ojos el partido en La Plata, una muesta perfecta de cómo se desperdicia una tarde de sol en otoño.

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