lunes, 6 de septiembre de 2010

Lanús fue más ambicioso en La Plata y se quedó con el triunfo ante Gimnasia

Lanús derrotó 2 a 0 a Gimnasia en La Plata con goles de Regueiro y Silvio Romero, ambos en el segundo tiempo. Los de Zubeldía continúan invictos en el torneo.

La justicia llegó con una semana de retraso. Para todo Lanús y para Silvio Romero. Es que ese sinsabor de haber dejado pasar la victoria en el clásico ante Banfield aún quedaba en el paladar y por eso en La Plata, Luis Zubeldía apostó por algo diferente. Se animó a cambiar piezas clave y fue en busca del arco rival, sin mentir con el sistema táctico, porque este 4 4 2 fue mucho más ambicioso que aquel con tres defensores.

En el fondo, Goltz demostró que le sobra paño para ser titular, Balbi sigue muy sólido, Hoyos y Erramuspe están más custodiados y así, Lanús tuvo espaldas anchas. El mediocampo, en tanto, sumó fútbol. Pizarro mostró su talento encarando hacia el arco rival y le agregó firmeza a su condición de recuperador, por lo que el tándem, con Ledesma como su ladero, funcionó por varios pasajes. Y Aguirre y Blanco se lucieron a su modo. Al primero le sobra talento para subirse a Lanús al hombro si Blanco no funciona. Y el diez, pese a no estar en su plenitud, sigue siendo determinante. Tanto, que fue él quién dio las dos asistencias en los goles.

Pero el mayor acierto fue sanear el déficit de Lanús en las fechas previas: la delantera. Esta vez hubo una dupla ofensiva que obligó y rindió con creces en dónde tienen que hacerlo. Regueiro porque puede ser asistidor o definidor con la misma facilidad. Y Romero porque corre y presiona a todos, pero también llega a fondo.

En la primera parte, Lanús careció de punch para doblegar a la doble línea que puso Cocca, pero contó con la situación más clara. Sobre el cierre, Aguirre asistió en profundidad a Goltz, que en posición de goleador, se la quiso picar a Sessa, que no se comió el amague, tapó bien.

Distinta fue la segunda mitad. A los dos minutos, Blanco -desde la izquierda del ataque- puso un pase al corazón del área para que Regueiro solo tenga que empujar al gol. Con simpleza y aprovechando su opción, Lanús se ponía en ventaja.

Ahí comenzó un partido más abierto. El local se reiteró en remates de larga distancia que se generaban desde el retraso de Lanús. Incluso pudo empatar Castro, con un cabezazo que dio en el palo derecho de Marchesín. Pero Lanús, agazapado, esperó para una nueva estocada. Así lo tuvo de nuevo Regueiro, tras un gran pase de Balbi, pero en el mano a mano, el uruguayo no estuvo fino.

Gimnasia empujó por arriba y Lanús lo definió por abajo. Pizarro, Aguirre y Ledesma tocaron la pelota con fluidez en el medio. Blanco recibió por la izquierda otra vez, tiró el centro atrás y Romero se le adelantó a la marca para tocar al gol. Dos a cero y partido terminado, pese a que quedaban todavía veinte minutos de juego.

Lanús jugó en el bosque, porque Lobo todavía no está. Fue más práctico y se lo llevó. Porque sus delanteros esta vez acertaron, porque los cambios se hicieron, pese a no tropezar hasta el momento. Porque hubo justicia, una semana después.

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