sábado, 21 de agosto de 2010

La falta de ideas dejó a Lanús y a Quilmes con un punto para cada uno

Quilmes y Lanús igualaron 1 a 1 en el estadio Centenario por la tercera fecha de torneo Apertura. Juan José Morales puso en ventaja a los de Tocalli a los siete minutos del primer tiempo, pero Salcedo, cinco minutos después, empató para los de Zubeldía.

El mensaje que brinda Lanús es difícil de decodificar. Porque desde la intención se busca un equipo que sume más en la ofensiva pero que tenga resguardo cuando tenga que defender. Por eso tanto Grana como Lugo tienen que cumplir una doble función por sus laterales mientras que Blanco y Regueiro deben lograr una sociedad de creación para lograr abastecer a Salcedo. Todo eso marca la teoría desde el guión que escribe Luis Zubeldía. para su equipo.

Aún así, eso que a priori parece estar tan claro, se desvanece con el correr de los minutos. Porque ni Lugo ni mucho menos Grana logran su cometido durante el encuentro. Por la izquierda, Lugo no termina de decidirse a cruzar el mediocampo con la pelota durante más de 45 minutos, pese a que las primeras escaladas por su sector en la primera parte le dieron resultado. Grana, en cambio, sigue en su inestabilidad tras no sumarse al ataque con fuerza- sólo lo hizo una vez en el partido- y aún así, se las ingenia para quedar mal parado en cada contragolpe del rival, por lo que sus espaldas se transforman en un corredor que explotan constantemente los volantes y delanteros de turno.

Y aprovechando esas simples grietas en el esquema, Quilmes se las ingenió para llevar peligro al arco de Marchesín. Primero fue por la derecha, dónde Hirsig apenas si tuvo que mover un poco la cintura para quedar perfilado y tirar un centro que encontró a dos hombres de Quilmes con ventaja sobre Erramuspe y Balbi. Así, Morales no tuvo que erigirse mucho para conectar un cabezazo que se metió abajo, sin que el arquero de Lanús pudiese llegar. Casi sin proponérselo, Quilmes encontraba la ventaja.

Sin embargo, todo lo bueno que había hecho Trípodi ante Estudiantes en la última fecha, se deshizo con el gol de Lanús. Cinco minutos después de la apertura, el arquero local sacó displicente, Salcedo tomó el rebote y al enfrentar al arquero, tocó por sobre la salida- apresurada- del mismo Trípodi. Así, sin jugadas de un lado y otro, el encuentro ya tenía dos goles.

Lejos de clarificar el asunto, Lanús se embarulló aún peor. Porque Regueiro se desentendía rápido de cada pelota que tocaba y por eso Blanco, todavía sin estar al ciento por ciento en lo físico, debía optar por el unipersonal en lugar de ser un actor de reparto. En consecuencia, el extra de la película que se repitió hasta el cierre de la primera mitad fue el solitario Salcedo.

En el complemento, apenas si varió el desarrollo. Quilmes apostaba constantemente por la derecha, utilizando las espaldas de Lugo como su principal virtud. Así logró un centro que Morales conectó de derecha muy débil y la pelota terminó mansa en las manos de Marchesín. También intentó Raymonda desde lejos, pero la pelota pasó más lejos de lo que pareció. Ni siquiera en las pelotas quietas hubo vencedores, aunque al Lanús meter sus once hombres dentro del área, se le facilitaba la segunda jugada al local.

El libreto de Zubeldía siguió sin modificaciones. Sólo con la lesión de Pelletieri- sería un esguince en su tobillo derecho- se movió el banco de suplentes e ingresó Ledesma. El paraguayo le dio mayor control de pelota en su dupla con Pizarro, pero poca explosividad. Adrián Peralta también entró en la misma sintonía del resto, pero fue algo más atrevido: llegó al área en tres ocasiones, de las cuales una terminó en un centro insignificante, otra sin sorpresa para la defensa local y la última, con la pelota en la tribuna local.

Sin embargo, en el repaso del trailer del segundo tiempo mostró que las más claras fueron de Lanús. Es que Regueiro sacó un zurdazo desde un ángulo cerrado que tapó muy bien Trípodi y tras la única jugada bien hilvanada entre Grana y Blanco, el mismo urguayo definió por encima del arco. Las otras aproximaciones no llegaron a destino de ningún actor Granate.

Entonces el encuentro se diluyó con una parsimonia que se adecuaba a la tarde soleada del sábado, que invitaba más a un picnic de plaza que para encerrarse a ver este film con poco rodaje. Hubo algo de suspenso hasta el final, pero terminó con un reparto de puntos que no le sirve ni a aquel que quiere ser premiado como el mejor ni para aquel que buscará mantenerse en cartelera.

Para Lanús, pudo servir como un nuevo ensayo general en cuanto al nuevo esquema defensivo que planea desarrollar. Ahora le llega Banfield, que será el estreno, dónde no se puede fallar, aunque a una tercera impresión, este Lanús termina sin saber a qué juega. El mensaje es confuso, muy difícil de decodificar.

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